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lunes, 17 de septiembre de 2012

Fallece Armando Suárez del Villar, gloria del teatro cubano


Por Wilfredo Cancio Isla

El director escénico y profesor Armando Suárez del Villar, figura imprescindible del teatro cubano y maestro de varias generaciones de artistas, falleció este lunes en La Habana a los 74 años.


El deceso de Suárez del Villar se produjo en horas de la madrugada luego de una larga convalecencia en su casa de Miramar, afectado por trastornos circulatorios, según fuentes allegadas al teatrista. En los últimos tres años su estado físico sufrió un paulatino deterioro y se encontraba muy debilitado, con pérdida de la memoria y las capacidades motoras.

Con su muerte, el teatro cubano pierde a un apasionado adalid, artífice de los más esmerados y creativos rescates de la dramaturgia nacional del siglo XIX. Un mito que marcó una época de contratiempos para la creación escénica en Cuba.

"Armando Suárez del Villar fue un hombre cabal de teatro, un artista que supo sobreponerse a todas las dificultades para hacer su obra y defender la cultura cubana", manifestó el actor e investigador teatral Roberto Gacio, de visita en Miami. "Siempre admiré su capacidad para imponerse a la adversidad".

Desde pequeño por el teatro

Nacido en el seno de una familia acomodada de Cienfuegos en 1938, desde pequeño se convirtió en un admirador del teatro, asistiendo a representaciones de compañías españolas, mexicanas y argentinas, así como las representaciones del bufo criollo.

Su padre intentó que fuera científico, pero el joven Suárez del Villar tornó la previsión familiar por el arte escénico, en contacto con artistas extranjeros que visitaban la ciudad. En 1960 se vinculó al montaje de obras teatrales en la sociedad privada Ateneo y dos años después se enroló en el Centro Dramático de Las Villas, entusiasmado por las lecciones de los profesores argentinos Alberto Panelo e Isabel Herrera.

Con la asesoría de los Panelo montó La Santa, de Eduardo Manet, y luego el espectáculo musical Los bufos, una recreación del teatro vernáculo que le abrió las puertas a los escenarios habaneros.

Pero el ascenso de Suárez del Villar y su faena con el Conjunto Dramático Nacional se vio abruptamente interrumpida por su arresto e incorporación forzosa a las llamadas Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), una etapa que le dejó profundas afectaciones emocionales y físicas.

No importó siquiera que su tía era María Caridad Molina, esposa del entonces nombrado presidente cubano Osvaldo Dorticós Torrado. Fue enviado a los campos de trabajo por su condición homosexual.

"Las UMAP lo dejaron muy afectado", recordó Gacio. "Tuvo que somerterse a tratamiento y operaciones en las manos, porque tenía los dedos destrozados".

En el vórtice de otra polémica

Restablecido de sus dolencias, Suárez del Villar retornó a los escenarios, acogido en Teatro Estudio por Raquel Revuelta.

Pero pronto se vio envuelto en la polémica por el montaje de Los Siete contra Tebas (1968), una obra premiada en el concurso de la Unión de Escritores y Artistas y objeto de una controversia que condenó al autor al ostracismo por 14 años e impidió su estreno en Cuba hasta el 2007.

"Yo he tenido una vida llena de tablazos", rememoró Suárez del Villar en una entrevista con el poeta y dramaturgo Norge Espinosa en el 2008. "Los siete contra Tebas, la obra de Arrufat, por ejemplo, que él no la escribió para mandarla al concurso, sino porque yo le pedí que hiciera una versión de Esquilo, y después vino la censura y el problema".

Finalmente nunca pudo llevarla a escena, aunque hasta sus últimos momentos de lucidez estuvo interesado en montarla.

"Es como un espíritu de contradicción que llevo conmigo, y que me ha animado siempre ante lo difícil: yo lo que quiero hacer es eso que parece que no voy a ser capaz de hacer", le dijo a Espinosa, que recuerda que Suárez del Villar terminó el diálogo sin poder contener las lágrimas.

No fue incluido en las purgas que se generaron en el movimiento teatral en 1971 durante el llamado proceso de parametración. Suárez del Villar solía decir que tras lo sucedido en la UMAP, decidieron "dejarlo tranquilo".

"He conocido a algunos que de esas y otras experiencias funestas han querido levantar mitos. Armando Suárez del Villar, sumando los recuerdos de aquellos tiempos, se empecinó en levantar una obra. He ahí una diferencia esencial", escribió Espinosa.

Después del escándalo de Los siete contra Tebas, se refugió de lleno en el teatro de la etapa colonial, consiguiendo espléndidas puestas en escena José Jacinto Milanés, Joaquín Lorenzo Luaces, Gertudris Gómez de Avellaneda y otras piezas clásicas de la dramaturgia cubana del siglo XIX.

Al rescate de los clásicos cubanos

Fue una labor que comprendió un acucioso empeño de investigación, rescate y estudio de época para el director y los elencos que asumieron el reto.

"El Becerro de Oro [Luaces] y La hija de las flores o todos están locos[Avellaneda] fueron sus dos puestas en escenas más luminosas por la creatividad, belleza y refinado humor que supo imprimirles a estas piezas", consideró Gacio.

Fue su época dorada, entre finales de los años 70 y la década de los 80, cuando Suárez del Villar logró sus creaciones mejores y recobró el reconocimiento público.

Por esos años se adentró también en la dramaturgia de autores contemporáneos como Carlos Felipe, José Ramón Brene, Abelardo Estorino y Virgilio Piñera, y realizó exitosas incursiones con la Ópera Nacional de Cuba, con el montaje de La Esclava,de José Mauri Esteve.

Dirigió también La Traviata, de Verdi, y la zarzuela Cecilia Valdés, con el Teatro Lírico Nacional, y en 1983 se aventuró con una experiencia audaz con jóvenes actores que atrajo a miles de espectadores a la sala del Teatro Hubert de Blanck: la ópera trova Donde crezca el amor,de Angel Quintero.

Entre 1989 y el 2009 se desempeñó como decano de la Facultad de Artes Escénicas del Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana.

En el 2008 recibió el Premio Nacional de la Enseñanza Artística en reconocimiento a su larga trayectoria pedagógica.

Fue reconocido con el Premio Nacional de Teatro en el 2010.

No se han dado a conocer hasta el momento los pormenores de su funeral.

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